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LOS SALUDOS PARA SU FANATICADA

¡Mucho, mucho corazón!

Artista íntegro en el vallenato, solo uno: Diomedes Diaz, El Cacique. Representaba la mezcla mágica de canto, composición, versos, electrizante en el concierto, dulce hasta para hablar. Definitivamente, sus virtudes lo convirtieron en una figura fascinante a quien sus seguidores admirada con pasión.

Antes de seguir vale escribir que la frase: ¡Mucho, mucho Corazón! es una de las más bellas, más que por lo que dice, por la manera y el sentimiento con el que la pronuncia el cantante, en la canción Para mi Fanaticada.

Jaime Araujo Cuello y Gustavo Cabas Borrego

Para los saludos, esos mensajes halagadores con los que los artistas del vallenato exaltan a sus amigos, seguidores o, simplemente, a quienes pagan un patrocinio, tenía la dosis ideal. Arrullaba, regañaba, encumbraba, en fin, sus caídas, falsetes, melismas, énfasis y cuanta gracia se le ocurría a través de su bella voz, hacían de sus saludos o mensajes, el delirio de sus seguidores.

Un tropel de admiradores trasnochaba en los alrededores de los estudios de grabación en Bogotá o Valledupar, ofreciendo hasta la vida para que Diomedes Diaz los mencionara en sus discos. Otros podían esperarlo sosegados y seguros porque el simple aprecio, lo garantizaba: Jaime Araujo Cuello, Leandro Sierra ´Leandrito´ el médico del pueblo, Luis Alfredo Sierra, Rubén Darío Araujo, Alfredo López o Claudio Mendoza, El compadre Gutiérrez, entre los más afectos al gran Cacique, y en tiempos más recientes Álvaro Alcides Álvarez, locutor y comentarista de vallenato, conocido como AAA.

Diomedes hizo de los aludos una melodía. Una gracia natural penetraba en los oídos de sus seguidores, fueran o no mencionados. Su carisma despertó una loca pasión que, casi una década después de su muerte, sigue despertando emociones y celebraciones para recordarlos.

Alrededor de los saludos de Diomedes nació una cofradía para celebrarlos, comentarlos, mofarse de los que no aparecieron y apostar sobre quiénes serían los próximos. Con el tiempo surgieron imitadores del estilo con el que el famoso cantante saludaba a sus amigos en los discos.

Aun hoy existen imitadores. Uno, muy famoso, es un alto funcionario de la Procuraduría General de la Nación de nombre Javier Sarmiento, un apasionado del vallenato, más de Peter Manjarrez y Diomedes, que de los demás, que imita, a la perfección, a El Cacique.

Las menciones, los saludos y las arengas de Diomedes en los discos, casi siempre adicionaban una frase graciosa, curiosa y hasta indiscreta. Era, verdaderamente, original para confeccionar un mensaje agradable, sonoro.

Saludos de Diomedes en discos

Dos de la veintena que le hizo a su paisano y amigo Jaime Araujo Cuello:

Para mi paisano capitalino: Jaime Araujo Cuello
Para Jaime Araujo Cuello, periodista y defensor

Uno muy ingenioso para quien, en esa ocasión, gerenciaba la electrificadora del Cesar:

Con mucho aprecio para Gonzalo Mejía, el hombre que nos ilumina, muchas gracias.

Los de Tito Pumarejo, quien gerenciaba una entidad bancaria en Valledupar, son clásicos. A la voz de banco, como dicen en le provincia, lo asociaba con créditos para el sector agropecuario

Y repito: para el gran Tito Pumarejo y todos los agrarios de Colombia

Observen como se las ingenia para insinuar que Colacho, su acordeonero, tenía nuevo pase en el acordeón. El saludo y, enseguida, suena el bello acorde del primer rey de reyes del Festival Vallenato:

Para mis amigos Claudio Mendoza y Sebastián Ramírez, ahí les va el pichón

Al famoso cardiólogo Eduardo Arredondo Daza, le compuso la canción Mi Corazón:

/Doctor Eduardo Redondo hágame el favor/ vengo aquí por en verdad que me siento mal/ Usted como es un cardiólogo en especial/ yo quiero que me examine el corazón…/

Al saludarlo en el disco, asoció, inteligentemente, su corazón, con la devoción reflejada en la famosa pintura del Sagrado Corazón de Jesús:

Doctor Eduardo Arredondo, mi sagrado corazón

Los hijos del reconocido locutor y director de Olimpia FM, Javier Fernández, son los personajes más mencionados en los discos, por todos los artistas incluso algunos que no pertenecen al género vallenato. Su nuevo hijo, Javier Camilo, apenas con tres añitos de edad, ya pasa de medio millar.

Diomedes saluda a los primeros tres hijos de Fernández y agrega el apodo familiar de Javier: Chichito:

Para Cristi, Manolo y Pellín, los hijos de Chichito

Los de Gustavo Cabas, son fantásticos, porque siempre los adornó con frases visionarias que le inspiraba un amigo a quien apreciaba. Él, es un vallenato integrante de la dinastía Cabas, reconocidos músicos como el compositor y acordeonero Álvaro Cabas.

Gustavo Cabas Borrego, el futurista
Oye Gustavo Cabas, confiamos en ti
Gustavo Cabas, los grandes días están por venir

El siguiente tiene un significado muy especial:

Mis queridos Gustavo Cabas y Quiro Quiro

La mención de Quiro Quiro, José Alfredo Quiroz Quiroz, merece un capítulo aparte. Es una historia conmovedora dado que, como consecuencia de un accidente, agonizaba en el Hospital Militar de Bogotá y, en medio de sollozos, le dijo a su pariente y amigo Gustavo Cabas, quien fue a visitarlo, que su salvación sería un saludo de Diomedes en el disco que estaba granado en esa ocasión, cometido que se logró.

Hoy, más de tres décadas después, Quiro Quiro, remoquete cariñoso por su doble apellido Quiroz, vive mientras su admirado artista salvador, yace en una tumba hace cerca de una década.

¡Espere la segunda entrega!

Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.