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EL OLVIDO DE LAS GLORIAS DEL VALLENATO


Con frecuencia, grandes protagonistas del vallenato trasiegan, permanentemente, por las calles caniculares de la ciudad de Valledupar en medio de soles sofocantes y con algunos de ellos hemos conversado, para saber de sus vidas, que como las de todo el mundo se marchitan cada día más pero, para tristeza de ellos, abandonados junto a sus familias, y sumergidos en la incertidumbre por las limitaciones a que se ven sometidos por falta de trabajo y por la ridículas regalías que reciben, si es que algunos de ellos tienen derecho.


Nos han legado grandes aportes a través de la música y las composiciones, pero muchos de ellos, inocentes, nunca de preocuparon por cotizar para una pensión. Peor aún, son frecuentes los casos en los que ni siquiera están afiliados al sistema de salud y para, atender sus calamidades por enfermedad, tiene que acudir a la caridad pública.


Nadie o, pocos, para ser considerados, acuden en su ayuda. De las decisiones memorables para estas Glorias del Vallenato, se recuerda la estrategia puesta en marcha por el, entonces, alcalde, Fredys Socarrás, quien en medio de controvertida gestión tuvo logros reconocibles como este, para no hablar de la manera acertada como logró rescindir las concesiones que ahora han revivido.


Alberto Muñoz Peñaloza, quien se desempeñó como Secretario de Cultura, incansable trabajador de la cultura, se convirtió en gran protagonista de esta política de Socarrás, que desgraciadamente ha desaparecido por negligencia de los gobiernos siguientes.


Cabe, perfectamente, el parangón, por lo menos en estos asuntos, entre las administraciones de Socarrás y Mello Castro. Aquel tumbó las concesiones que ahora, como el ave fénix reviven de la mano de Castro González, mientras el programa de las Glorias del Vallenato, que continuó, por lo menos durante un tiempo, en la administración de Tuto Uhía, ha muerto.


No puede entenderse como, mientras se invierten importantes recursos para infraestructura cultural, se olvida a los hacedores de la misma. Los presupuestos públicos tienen, además, partidas para el apoyo social de los protagonistas de la cultura vallenata como de otras manifestaciones similares, pero falta voluntad política para concretarlas.


16 apóstoles
La música vallenata es una manifestación del alma y del espíritu de los habitantes de la región Caribe, especialmente del triángulo que integran los departamentos del Magdalena, La Guajira y el Cesar, así como parte de las sabanas del viejo Bolívar, Sucre y Córdoba de manera especial.


Como los 12 apóstoles testigos de la resurrección de Jesucristo, 16 glorias del vallenato de las cuales varias ya han partido a la eternidad llevándose la pena del sufrimiento terrenal por el escaso apoyo de las autoridades públicas, estos personajes han sido creadores, promotores, impulsores y protagonistas de una manifestación cultural de la que nos sentimos orgullosos, mas el inmerecido pago del olvido, los castiga en vez de premiarlos.


Aún es tiempo de recompensarlos, y por ello, vale la pena que quienes aspiran a comandar los gobiernos locales y departamental, como aquellos que desean convertirse en concejales y diputados, incluyan en sus propuestas, el apoyo, la promoción y el impulso a las Glorias del Vallenato para que tengan un resto de vida, disfrutando de seguridad social y una vejez tranquila, con una pensión.

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Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.