Una producción musical de un artista de la calidad de Silvestre Dangond, no podría estar mala jamás, menos si es una clara demostración de que aprecia y hace muy buen Vallenato, su génesis musical.
Su nombre, más bien responde a su condición de hombre un tanto, inseguro, poco decidido y al temor de regresar al vallenato luego de un recorrido por distintos géneros en los que, si bien se destacó, estaba y estará prestado y más que integrado a ellos, en condición de sacar provecho de sus virtudes y del comercio musical.
Ta malo, no es tampoco la gran sorpresa. Es una producción de buen nivel, competitiva, más cuando en el escenario quedan pocos para competirle a este tigre de la farándula. Definitivamente Ta Malo es mejor en show del artista en el escenario, que en el disco.
Al margen de aquel asunto, es innegable el estartazo que Silvestre Dagond le dio a la economía de Valledupar con ocasión de su osadía de hacer dos días de concierto a los que, inteligentemente, acudió apoyándose en colegas suyos como Ana del Castillo y Peter Manjarrez, entre otros, así como a una filarmónica.
Llenar dos veces, en días continuos, el Parque de la Leyenda, es una intrepidez de un artista que se siente seguro de su calidad artística, aunque dudoso de su retornar a su génesis musical y, especialmente, de su público.
Definitivamente, Silvestre es un gran artista y su regreso al vallenato, después de cabalgar por otros géneros a través de fusiones, le concede un enorme impacto a esta música cada día en mayor riesgo por las distorsiones.
Queda, sin embargo, la sensación de que la ruta artística de esta estrella, es incierta. Algunos críticos creen que es una persona con algún grado de inseguridad, que pareciera no saber qué quiere hacer ni hacia dónde ir. Pero mientras la duda siga favoreciendo al Vallenato, como en esta ocasión, que Viva Silvestre.