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El intrépido Silvestre y su festival silvestrista NO TA MALO

Una producción musical de un artista de la calidad de Silvestre Dangond, no podría estar mala jamás, menos si es una clara demostración de que aprecia y hace muy buen Vallenato, su génesis musical.
Su nombre, más bien responde a su condición de hombre un tanto, inseguro, poco decidido y al temor de regresar al vallenato luego de un recorrido por distintos géneros en los que, si bien se destacó, estaba y estará prestado y más que integrado a ellos, en condición de sacar provecho de sus virtudes y del comercio musical.


Ta malo, no es tampoco la gran sorpresa. Es una producción de buen nivel, competitiva, más cuando en el escenario quedan pocos para competirle a este tigre de la farándula. Definitivamente Ta Malo es mejor en show del artista en el escenario, que en el disco.


Al margen de aquel asunto, es innegable el estartazo que Silvestre Dagond le dio a la economía de Valledupar con ocasión de su osadía de hacer dos días de concierto a los que, inteligentemente, acudió apoyándose en colegas suyos como Ana del Castillo y Peter Manjarrez, entre otros, así como a una filarmónica.


Llenar dos veces, en días continuos, el Parque de la Leyenda, es una intrepidez de un artista que se siente seguro de su calidad artística, aunque dudoso de su retornar a su génesis musical y, especialmente, de su público.


Definitivamente, Silvestre es un gran artista y su regreso al vallenato, después de cabalgar por otros géneros a través de fusiones, le concede un enorme impacto a esta música cada día en mayor riesgo por las distorsiones.


Queda, sin embargo, la sensación de que la ruta artística de esta estrella, es incierta. Algunos críticos creen que es una persona con algún grado de inseguridad, que pareciera no saber qué quiere hacer ni hacia dónde ir. Pero mientras la duda siga favoreciendo al Vallenato, como en esta ocasión, que Viva Silvestre.

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Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.