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DEL CIELO AL INFIERNO

La narrativa construida y ampliamente difundida alrededor de Cielo María Gnecco Cerchiaro, lideresa de virtudes personales admirables pero magnificada de manera negativa, por algunos, con apelativos como baronesa, cacica o superpoderosa, ha distorsionado y ocultado la verdadera personalidad y el legado social de esta gran mujer y, al tiempo, refundido con sesgo de no muy buena intención, la tragedia que ella ha afrontado junto a buena parte de su familia, por intereses que se entremezclan entre la ambición políticas, de poder y, quien sabe, si económicos.

La de Cielo María es una familia de origen guajiro que se radicó en Valledupar hace más de 60 años. Su padre Lucas Gnecco Navas y su madre Elvia Cerchar, se distinguieron por ser, siempre, servidores desinteresados de la vecindad. Padres ejemplares y reconocidos por su capacidad para desarrollar negocios, se ganaron el aprecio de los vallenatos, además porque en Valledupar nacieron varios de sus hijos.

Elsa, Gina, Yuli, Alma y Cielo, Lucas, Nelson, Jorge, José Amiro, Pepe, crecieron en un hogar dedicado al trabajo arduo y distinguido por sanas costumbres. Don Lucas, como varias de las generaciones anteriores a él, tenía cierta atracción por la actividad política que luego heredaron, de manera especial: Lucas Jr., Jorge, Cielo y Pepe.

LOS POLÍTICOS DE LA FAMILIA

Lucas, ya fallecido, fue concejal del municipio de La Paz, donde se casó, luego diputado del Cesar, Representante a la Cámara y gobernador del departamento, en dos ocasiones. Pepe, fue Senador y en una ocasión candidato a la Gobernación del Cesar, pero los votos no le alcanzaron para ganar.

Jorge y Cielo, antes que aspirar a cargos de elección popular, se convirtieron en impulsores de candidaturas para las que trabajaban, Cielo aun lo hace, sin descanso por lo que, casi siempre, han triunfado al punto de evolucionar hasta convertirse en una fuerza política que hoy es la principal del Cesar.

Dos hijos de Lucas Jr., a quien se conoció como Luquita, un hijo de Cielo, Luis Alberto Monsalvo, y Popo Barros, hijo de Elsa, son políticos muy activos y exitosos. Luis Alberto, fue Representante a la Cámara y luego dos veces gobernador, con votaciones sorprendentes.

José Alfredo y Lalo, hijos de Lucas Jr., son: el primero senador por segunda vez, y ya había sido Representante a la Cámara; Lalo, acaba de ser elegido, por segunda vez concejal de Valledupar, mientras que Popo Barros, hijo de Elsa, acaba de reelegirse, por quinta vez, diputado del Cesar.

PODER POLÍTICO CESARENSE

El poder del Cesar había estado concentrado, históricamente, en unos cuantos apellidos de tradición política que fueron configurando hegemonías invulnerables que poco a poco, como ocurrió con los grandes imperios, fueron debilitándose y desapareciendo, aunque sobreviven a través de protagonistas de menor connotación, pero solo encarnan un poderío de manera residual.

Los protagonistas más enraizados en el poder cesarense, Castro y Araujo, dominaron por décadas no solo en el territorio, sino que extendieron sus tentáculos hasta la esfera nacional haciendo acreedores a la gran mayoría de oportunidades que se producían para la gente: ministerios, gerencias de entes nacionales, magistraturas.

Al margen y tímidamente, surgieron otros apellidos: Murgas, Cuello, Ovalle, Namén, Muvdi, entre otros que comenzaron a disputarse los espacios y a ampliar la participación democrática regional.

Los Gnecco irrumpen con gran fuerza y, paulatinamente, fueron imponiéndose no solo por el desgaste natural de las fuerzas políticas tradicionales, sino porque se han distinguido como una familia integrada por personas de agradable trato, calidad humana, destacado servicio a los demás y exitoso posicionamiento económico.

LUCES Y SOMBRAS DE LOS GNECCO

En sus comienzos los Gnecco se desempeñaban, de manera destacada, en el comercio y el transporte. Luego fueron incorporando el sector agropecuario como actividad económica principal, aunque siempre ligados a quehaceres políticos.

Jorge, el más intrépido, logró consolidar un emporio económico sustentado en grandes áreas cultivadas de palma, extensa ganadería, las cuales hacían parte de un complejo agroindustrial. La actividad política por la que profesaba un alto grado de aprecio y sobre el que tenía, junto a sus hermanos una presencia destacada en el Cesar, lo llevó al intento de extender su dominio abarcando otros departamentos como los del Magdalena y La Guajira, a través de una fuerza que eligió gobernadores y diputados, alcaldes y concejales, al igual que parlamentarios.

Sus nexos políticos y empresariales fueron penetrando escenarios impensables al punto que, ante el asedio de la subversión, determina, como cientos de empresarios, políticos, dirigentes gremiales y líderes gremiales, protegerse a través de organizaciones con las que transige hasta convertirse en aportante, sin jamás imaginarse que sería víctima de su propia decisión dado que, finalmente, termina asesinado por sus propios aliados.

Pepe Gnecco, por su parte, siendo senador, firmó con las autodefensas el llamado Pacto de Ralito, mientras que Lucas, quien falleció recientemente, afrontó varios procesos, injustos o no, por contratación irregular, asuntos electorales y, producto de una persecución sin consideración, recibió condenas que terminaron llevándolo a la tumba.

Sobre los Gnecco son frecuentes las críticas por haberse enquistado en el poder del Cesar por varios lustros. Esa percepción parece desconocer que la continuidad de esta familia en el escenario del poder regional a través de herederos como Luis Alberto Monsalvo, hijo de Cielo, actual gobernador cargo para el que ha sido elegido en dos ocasiones, y está actualmente suspendido por proceso judiciales en su contra, ha sido a través de elección popular.

Las votaciones para varios de ellos, especialmente, para Monsalvo Gnecco, han sido tan copiosos que se convierten en hitos en el Cesar. A propósito, en las elecciones regionales que acaban de pasar, el diputado Popo Gnecco, hijo de Elsa Gnecco, hermana de Cielo, se reeligió con más de 34.000 sufragio lo que ratifica la legitimidad de un poder ganado democráticamente incluso a través de candidatos con apellidos como Ovalle o Sanjuán. El primero, Francisco Ovalle, gobernador entre 2016 y 2019, y la segunda Elvia Milena, elegida en el reciente debate para ese cargo.

LA MAMÁ GRANDE

Cielo María Gnecco Cerchiaro, es una mujer de una capacidad de liderazgo y de virtudes humanas que atrapan. Es de trato agradable, sirve a todo mundo sin importar quien, ni mucho menos en qué tiempo lo hace; su consigna final es, como dice el refrán, hacer bien sin mirar a quién.

Con ese comportamiento se ha ganado el aprecio y la consideración de amplios sectores sociales y políticos de la región. Nunca ha aspirado a cargo de elección muy a pesar de que se lo han propuesto desde distintas orillas de la sociedad y la política, pero ha preferido poner su trabajo al servicio de propuestas electorales de candidatos que muchas veces, como acaba de ocurrir con la candidata a la gobernación del Cesar, no hacen parte de su familia.

Altruismo, más que por decisión, por condición humana, es un reflejo de la herencia de sus padres don Lucas Gnecco Navas y Elvia Cerchar, quienes, en vida, fueron extremadamente serviciales. De allí que, a Cielo, es común encontrarla desarrollando campañas de asistencia social en sectores populares de Valledupar u otros municipios del Cesar e incluso en algunas municipalidades de La Guajira, media, a veces con gobierno y otras veces de manera personal. Ella es como la mamá grande de miles de humildes y necesitados a quienes sirve de manera generosa.

Se casó con un hombre puro, sencillo y trabajador de nombre Luis Alberto Montalvo Ramírez, de cuya unión nacieron Viviana Patricia, Paola Margarita, Luis Alberto y José Jorge, quienes al lado de sus padres desarrollan negocios exitosos, especialmente, agroindustria.

Luis Alberto, sobresale por su actividad política, pero es un empresario agroindustrial de reconocida trayectoria. En 2002 fue elegido Representante a la Cámara, en medio de una dictadura paramilitar que apenas le permitió hacer campaña en cuatro municipios, la misma que luego lo derrota en su segunda aspiración por presión con las armas.

Más tarde es elegido, en dos oportunidades, gobernador del Cesar, la primera vez en 2011 y luego en 2020, es decir el actual periodo que termina en diciembre próximo, pero tiene más de un año estar suspendido debido a fue objeto de decisiones judiciales por procesos contratación, presuntamente, irregulares, que lo mantienen marginado del gobierno, con una medida de reclusión domiciliaria.

UN CIELO NUBLADO
Las elecciones regionales que acaban de concluir, con Elvia Milena Sanjuán, elegida gobernadora del Cesar y a Ernesto Orozco, alcalde de Valledupar, fue de las más sucias, por llamarle de una manera considerada, de la historia electoral del departamento del Cesar.

Sin entrar en detalles y escogiendo el hecho más sonado, la orden de captura de la gran matrona Cielo María Gnecco, a 15 días de las elecciones, será suficiente para comprender por qué que se rebosó la copa de la miseria humana. Es que ni haciendo el esfuerzo más radical de neutralidad, posible, resulta difícil desligar esta decisión judicial del encarnizado debate político suscitado alrededor de las campañas a gobernación.

Hace 22 años, aproximadamente, las autodefensas comandadas por Jorge 40 y subcomandadas en el Cesar por un criminal conocido con el alias de 39, secuestró y luego asesinó a Jairo Hernández y Carlos Mendoza, quienes hacían parte de un grupo de amigos de trabajo político de Cielo.

A raíz de dos testimonios, contradictorios, que responsabilizaban a ella, de ser determinadora del secuestro y posterior asesinato de estas dos personas abren un proceso, en el que es escuchada en audiencia en 2018, se produce su absolución en primera instancia y, ahora, cinco años después, en pleno debate electoral, una apelación de un procurador hace que se cambie la decisión y el actor judicial termina decretando orden de captura en contra de, sin dudas, la mujer más importante en la política del Cesar.

¿Por qué son contradictorios los testimonios de los dos testigos que acusan a la dama? porque uno de ellos, no solo reversó su versión si no que, al tiempo, sostuvo que el otro es, además de mentiroso, un experto acostumbrado a montar este tipo de estratagemas para sacarle dinero a sus víctimas; pero las contradicciones no fueron suficientes, Cielo tuvo que protegerse de lo que consideró falta de garantías y violación de sus derechos, lo que al final triunfó porque una fiscal revocó la medida.

LA ENEMISTAD ENTRE LOS GNECCO Y LAS AUTODEFENSAS

Los paramilitares montaron una persecución contra la familia Gnecco y sus amigos. Algunos fueron asesinados, otros secuestrados y los restantes tuvieron que migrar y asilarse en ciudades de Colombia y el exterior, pero Cielo, especialmente, cuya cabeza tenia precio, resistió en Valledupar parada en la raya sin que las amenazas ni los intentos de asesinarla la humillaran.

Por los tiempos en los que asesinaron a sus amigos Jairo y Carlos, se habían arreciado las tensiones dado que las autodefensas por orden de Vicente Castaño, asesinaron a Jorge Gnecco, quien fue citado por Jorge 40 en las Sabanas de San Ángel, en donde lo acribillaron y dejaron abandonado como NN. Su cuerpo fue rescatado en Bosconia, por Cielo, su hermana.

Luego sobrevinieron a continuos ataques contra la familia. Padecieron muertes dolorosas, atentados y destrucción. Luis Alberto, esposo de Cielo, se salvó de milagro porque el asesino que llegó a matarlo a la puerta de la casa no dio en el blanco, les quemaron una finca, les robaron el ganado y destruyeron maquinarias.

A Pepe Gnecco lo secuestraron en medio de un atentado resultaron heridos Lucas, su hijo, y su sobrina Xilena. A Nelson, su otro hermano, le hicieron un atentado en el Rodadero en el que asesinaron a un amigo suyo.

Es en ese momento encarnizado cuando las autodefensas asesinan a Carlos y Jairo, resultaba imposible que Cielo, o cualquier miembro de su familia pudiera, como se insinúa, sugerir o, menos, dar una orden como la que los paracos que la acusan, señalan que habría terminado con el asesinato de sus dos amigos.

Ella misma, habría dicho a través de personas cercanas a su familia, que es absolutamente descabellado e infame que le endilguen una barbaridad como esa, pues no es menos que absurdo que unas personas como ella, víctima de las autodefensas, las que la declararon objetivo militar y le pusieron precio a su cabeza, pudiera si siquiera, asomar la cara ante semejante demonio que arrasó con la vida de muchas personas buenas bañando de sangre esta tierra.

La misma fiscalía que se abalanza contra ella, había detectado las contracciones en los testimonios que la acusan, por que como se ha dicho antes uno de esos desmovilízanos que la señalaron, no solo se retractó, sino que acusó al otro de mentir y estar acostumbrado a ese tipo de comportamientos, para ganar dinero.

EL PACTO PARA PARCELAR AL CESAR

Los Gnecco, con el liderazgo de Cielo, en contra de las adversidades y las amenazas de las autodefensas eligieron a Rafael Bolaños Guerrero, gobernador del Cesar. La furia paraquienta había intentado apoderarse del territorio a través de las armas y quienes no se sometían a su imperio, eran asesinados.

La familia y el gobierno fueron asediados por las amenazas y las intenciones de matarlos para apoderarse del gobierno buscando ejercer una dominación total. Los Gnecco, resistiendo todos os embates desafiaban el escenario en franca oposición a la intención de la organización armada de parcelar el departamento para elegir alcaldes, gobernador y parlamentarios.

Los que, como ellos, se opusieron al asedio armado se expusieron y padecieron. Hubo otros que aceptaron las condiciones, pactaron parcelar el departamento para distribuirse la votación y así lograron reinar por poco tiempo porque, a la final, todos perdieron su credencial al quedar demostrado que hicieron acuerdos por debajo de la mesa con ellos para elegirse. Fue de esa manera como lograron elegir parlamentarios e impusieron un candidato único para la gobernación del Cesar que, por poco, pierde la elección con el voto en blanco.

A Luis Alberto Monsalvo, hijo de Cielo, le impidieron, por orden directa de ellos, hacer campaña. Ellos corrieron todos los riesgos y desafiando tempestades, siguieron en medio de una campaña restringida por los paramilitares a solo tres municipios distintos a Valledupar. Sin embargo, logró elegirse Representante a la Cámara, lo cual no pudo repetir porque la orden fue más radical y lo ahogaron.

CESÓ LA HORRIBLE NOCHE

La estrepitosa, extemporánea e inoportuna decisión por parte de un fiscal, a 15 días de las elecciones regionales, en las que el equipo de Cielo, tenía por descontado el triunfo en la gobernación del Cesar y varias alcaldías, hizo que el mundo se viniera encima.

Los rumores en el sentido de que la campaña de Elvia Milena Sanjuán, sería golpeada de manera contundente se hizo realidad a través de una orden de captura, en contra de Cielo, por presuntos delitos de lesa humanidad Cielo.

De esa manera decapitaron a la figura visible del equipo quien debió guarecerse ante una decisión judicial que estimaron poco equilibrada, falta de garantías y violatoria de sus derechos por lo que se ocultó hasta que, 15 días después, se conoció una revocatoria de la medida a la que el Fiscal General reaccionó de manera ligera y descomedida, dejando la sensación de algún sesgo.

La noticia de la revocatoria catapultada por la reacción poco prudente del Fiscal General, se tomó los medios masivos de comunicación y hasta uno de los testigos contra Cielo, cuyo argumento, para muchos es poco creíble, fue entrevistado por la W Radio ratificándose de su denuncia.

La estocada final vino por cuenta de la declaración de Salvatore Mancuso, máximo cabecilla de la organización, preso en los Estados Unidos, ante la JEP, a finales de esta semana que termina, quien fue enfático al manifestar que los señalamientos contra Cielo son falsos.

“Me han enterado mis abogados que una persona que perteneció a las autodefensas aseguró que la señora Cielo Gnecco buscó a miembros del Bloque Norte, comandado por Jorge 40, para asesinar a unos contratistas que trabajaban con ella. Eso es algo que les aseguro que es falso. Después de la muerte de Jorge Gnecco, Jorge 40 miraba a la familia Gnecco como enemigos. Igual la familia Gnecco como enemigo a las autodefensas”, aseguró Mancuso.

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Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.