fbpx

Alejandro Duran

“El Paso” de una Leyenda

El próximo 19 de noviembre de 2022, se cumplen 33 años de muerto.

Se despidió de esta vida uno de los juglares más grandes de la música vallenata, a quien si mencionáramos por su nombre de pila pocos identificarían: Gilberto Alejando, pero el hipocorístico lo delata emotivamente: Alejo, si, Alejo Durán, primer rey Vallenato.

Había nacido en El Paso, Cesar, el 9 de febrero de 1919, que entonces, era un pueblucho del municipio de Chiriguaná, del matrimonio conformado por Náfer Donato Durán Mojica y Juana Francisca Díaz Villareal.

Fue un negro grande por su estatura, especialmente por la maestría con la que interpretaba el Vallenato del que hacía gala con su acordeón, sus composiciones y un tono profundo y quejumbroso que aun, genera emociones conmovedoras.

Alejo fue una figura enigmática que recorría el Caribe, tocando y cantando, desde la ocasión en la que salió de la Hacienda Las Cabezas, de su natal El Paso, en donde, después de servir como peón, ranchero, ayudante de cocina, en fin, labores varias en esta que megahacienda ganadera decidió partir. “Cuando salí de Las Cabezas: Salí con la ambición de triunfar y sucedió, aunque era incierto”, comentó en alguna ocasión.

Alejo Durán Díaz, dechado de un gran Don de gente, generoso, desprendido, algo tímico, quizás retraído, hacia parte de una gran dinastía de músicos. Su bisabuelo, Pio Durán, un antioqueño, tocaba tiple. Su padre y varios de sus hermanos, de los que sobrevive el rey Vallenato Náfer Duran, han sido músicos, reconocidos y de gran trayectoria. Tuvo un hijo de mucho renombre por su calidad para interpretar el acordeón, se trata de Octavio Mendoza Duran, el Negro Mendo.

Su hermano Nafér Duran, compositor acordeonero y gran ejecutante de los tonos menores en ese instrumento, señala que su abuelo Juan Bautista Duran Pretel,fue tocador de gaita y acordeón. Mi papá fue acordeonero excelente, pero en aquella época la música acordeón no tenía ese valor, no se le deba la importancia que tiene ahora porque más bien a los papás no les agradaba que sus hijos aprendieran el arte de tocar el acordeón”.

Alejo, Tuvo más de 40 incursiones en la fonografía, ya fueron discos de larga duración o sencillos, como se le llaman aquellas producciones discográficas de dos cortes, como ocurrió en 1950 cuando hizo su primera grabación para el sello Atlántic de Barranquilla, con los temas UepaJe, conocido como La Trampa, y por el otro Joselina Salas, y cuatro años más tarde en 1954 en Cartagena donde grabó una de sus canciones más afamadas, el paseo, 039.

Su primera canción, Las Cocas, de Coqui, cocinero de los vaqueros, fue el preludio de una explosión como compositor alcanzado la cifra aproximada de, por lo menos, tres centenares a través de un estilo narrativo y costumbrista que componiendo mientras recorría pueblos y veredas por lo que se le reconoce como verdadero juglar.

Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.