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Crónicas y cronistas

"El póker de ases"

Por: Luis Joaquín Mendoza Sierra

Un cabezazo de los hermanos Consuelo y Álvaro Araujo Noguera, a la sazón, principales accionistas de la tradicional e influyente emisora Radio Guatapurí, configuró el grupo de periodistas más competitivo e imbatible de la radio en la región, una jugada que impactó el escenario de los medios de comunicación, y que al final arrancó con un as evadido y otro que se corrió una semana después, sin que ello incidiera en el resonante éxito de la más audaz y triunfadora fórmula radial de la historia de la radio vallenata.

Cita a ciegas 

Los cuatro mejores periodistas radiales de la época, según la crítica: Gustavo Cuello Díaz, Carlos Alberto Atehortúa, Béder Guerra Gutiérrez y Luis Joaquín Mendoza Sierra, fuimos citados de manera individual y sin que ninguno de nosotros se enterarse de que se trataba de un encuentro colectivo de colegas para un proyecto de gran alcance.

El restaurante Chino, situado en la esquina de la calle 12 con carrera 5, de los más afamados de la época, fue el escenario del apasionante encuentro organizado por Consuelo, en el que el grupo de periodistas nos fuimos topando unos a otros, de manera sorpresiva y emocionante, aupados por un recelo que incitaba incógnitas.

Las fracciones del grupo de recién llegados, se paseaban, por pasillos y zona de recepción del restaurante de manera maliciosa y expectante. Con paso sigiloso, sin que ni unos ni otros osara de preguntar la razón de esa coincidencia, mágica, parecida a los previos de una rueda de prensa, esperaban a quien no llegaba, haciendo la escena más incierta.

Alguien, de los últimos, obligado por la excitación y la intranquilidad que provocaba el encuentro casual de cuatro periodistas en un mismo lugar, a la misma hora, 7:00 de la noche, y sin que ninguno de nosotros, se atreviera a confesar si quiera el nombre del citante, rompió el mutismo. Lo confieso, fui yo. Le pregunté: ¿Será que venimos a los mismo? El hermetismo y la discreción obligaron a un silencio fugaz, pero de inevitable desahogo: Creemos que sí, dijeron dos de ellos.

Hablando del rey de Roma

El diálogo invocó a los autores de la cita con rasgos de ser clandestina. La escena se interrumpió, abruptamente, cuando Consuelo y Álvaro, irrumpieron sonreídos, al observar que la suspicaz idea se había concretado con la presencia de los cuatro mejores de la radio, soñando unirlos en un proyecto periodístico audaz, y en la mejor emisora de la época, la que más de tres décadas después mantiene su liderazgo.

Oír, más que escuchar la señal de Radio Guatapurí, es una costumbre en esta región del Caribe Colombiano. Poco importa lo que esté sonando después que el receptor sintonice el dial 740 de la AM en Valledupar. Desde las épocas de don Manuel Pineda Bastidas, fundador de la emisora, y de su hermano Régulo, esta casa radial es reconocida como pionera de la radiodifusión, no habiéndolo sido, porque otras mucho más antiguas como Radio Valledupar o la malograda Ondas del Guatapurí, de Casimiro Castro, verdadero pionero de la Radio en el Cesar, se le anticiparon.

Hablando del rey de Roma

El diálogo invocó a los autores de la cita con rasgos de ser clandestina. La escena se interrumpió, abruptamente, cuando Consuelo y Álvaro, irrumpieron sonreídos, al observar que la suspicaz idea se había concretado con la presencia de los cuatro mejores de la radio, soñando unirlos en un proyecto periodístico audaz, y en la mejor emisora de la época, la que más de tres décadas después mantiene su liderazgo.

Oír, más que escuchar la señal de Radio Guatapurí, es una costumbre en esta región del Caribe Colombiano. Poco importa lo que esté sonando después que el receptor sintonice el dial 740 de la AM en Valledupar. Desde las épocas de don Manuel Pineda Bastidas, fundador de la emisora, y de su hermano Régulo, esta casa radial es reconocida como pionera de la radiodifusión, no habiéndolo sido, porque otras mucho más antiguas como Radio Valledupar o la malograda Ondas del Guatapurí, de Casimiro Castro, verdadero pionero de la Radio en el Cesar, se le anticiparon.

Por esta entrañable radiodifusora habían pasado verdaderas glorias de la radio como Andrés Salcedo, Electo Gil Bustamante, Alberto Luis Colina, Adolfo Acuña Porras, Rodrigo Ahumada, Egberto Gutiérrez Acosta, Eugenio A Villamizar y José Luis Parada. Al morir de Don Manuel Pineda, la empresa pasa a manos de un grupo de inversionistas, liderado por Consuelo Araujo Noguera, quien como otras periodistas Lolita Acosta, Mary Daza, Vicky Medina, habían pasado por sus micrófonos haciendo verdadera radio de servicio y constituyéndose en una escuela de periodismo y locución.

La emisora había sido el espacio físico y de promoción de la creación del departamento del Cesar. Manuel Pineda, su fundador, prohijó el proyecto y su emisora fue una herramienta casi determinante en el proceso, especialmente, porque aglutinó a la dirigencia, promovió el proyecto a través de noticias, editoriales y convocatorias. En fin la encaminó, de manera entusiasta, a la consecución del propósito.

Consuelo, escritora, periodista, y fundadora, junto al expresidente Alfonso López y al maestro Rafael Escalona, del Festiva de la Leyenda Vallenata, hizo parte de ese grupo, pero ante todo su desempeño como periodista de la emisora que vio crecer, le despertó gran afecto, por lo que al fallecer don Manuel Pineda, gozando, además, del aprecio y admiración de la familia del empresario, se embarcó en la desafiante idea de comprar Radio Guatapurí, lo que no solo logró sino que mantuvo, hasta su abominable asesinato, su entusiasmo y dedicación a la empresa.

No debió ser fácil acometer las retadoras misiones de Consuelo, luego de su prematura muerte. El Festival Vallenato y Radio Guatapurí, afrontarían la desafiante inflexión que dejaba su ausencia final. Pero sus hijos honraron su memoria haciéndolo bien en entrambos designios. Ya María Mercedes había tenido un excelente entrenamiento como gerente de la emisora en vida de su madre, y todos habían hecho escuela en el Festival a lo largo de varias décadas, lo que aseguró resultados admirables, como ocurre hoy con la emisora en la que permanece al frente, con acierto tenaz Andrés Alfredo, un pollo  de casta que con sus logros ha demostrado de qué está hecho.

La constitución del póker de ases, no fue entonces un arrebato ocasional, ni capricho de Consuelo, sino el resultado de su afecto profundo y restaurador de una emisora que ya asomaba como patrimonio de la región y en donde ella se había hecho periodista, y la desaparición de su fundador, entrañaba algún riesgo hacia el futuro.

Muchas estrellas en un solo firmamento

La cena en el Restaurante Chino, fue halagadora y decisiva. El póker de ases, como lo llamó Consuelo, estaba a punto de consolidarse, después de reencontrarnos cuatro periodistas que estábamos dispersos y competíamos por las audiencias, en un proyecto que nos aglutinaría y nos tornaría incontenibles; atraídos, además por el liderazgo de dos personajes del periodismo y la política que gozaban de amplios protagonismo y reconocimiento.

En efecto, allí se pactó el inicio de un proyecto ambicioso. Béder, dejaría La Voz del Cañaguate, Carlos Alberto, dejaría Radio Valledupar, Gustavo Cuello Díaz, ya estaba en Radio Guatapurí, hacia unos dos meses, y yo, Luis Joaquín, renunciaría a la dirección de RCN a la que había llegado hacia tres meses luego de dimitir a la dirección del noticiero Testimonio 24 de La Voz del Cañaguate.

 

La siguiente reunión fue en la terraza interna de la casa de La Cacica. Nos encontramos, los seis, nuevamente, una tarde de sábado para planear la promoción y lanzamiento del proyecto periodístico. Me parece que comimos arepas de queso. Todos transcurría sin mayores sobresaltos cuando Carlos Alberto Atehortúa, lanzó un interrogante que contrajo el distensionado ambiente en el que transcurría el encuentro.

¿Qué preguntó el maestro Atehortúa? Lo más importante corrió por cuenta de la deslumbrante acotación de Álvaro Araujo Noguera, a lo que siguió una respuesta mía desprovista, como he sido siempre, de vanidad. Las dos respuestas cayeron como bálsamo en medio de un instante de aparente tensión. 

Pregunto, apuntó Atehortúa, ¿Quién de nosotros será escogido como director del noticiero? La genialidad natural de Álvaro Araujo Noguera, erudito, filósofo de la política y devoto del gracejo, halagó el ambiente. Ahora caigo en cuenta que, en vez de respuesta, Araujo, planteó una contra pregunta: Consuelo, ¿Cómo haremos con tantas estrellas en un solo firmamento?

“Por mí, acoté yo, que siga Gustavo Cuello. Si llego a tener ese privilegio me lo ganaré con mi trabajo”. En efecto, era él quien venía, hacia dos meses, dirigiendo y produciendo el noticiero, al que llegaríamos los tres periodistas que completaríamos el póker de ases, y así se hizo.

¿Por qué Béder Guerra, no llegó el día del debut del Póker de Ases? ¿Por qué Carlos Alberto Atehortúa, declinó a la semana? Dios preste el tiempo y las condiciones para seguir contando esta apasionante historia, en una próxima entrega.

Luis Joaquín Mendoza Sierra

De esencia campesina, hijo de la calle, como llamaron, por siempre, a los paridos fuera del matrimonio, nacido en el corregimiento de La Peña (La Guajira), creció realizando tareas rurales en calidad de sirviente, hasta que soñando trascender, fundado en su gran tenacidad, se trasladó a Valledupar, y al ganar unos pesos desempeñándose como maletero y, más tarde, lustrabotas en el aeropuerto Alfonso López, de esa ciudad, se lanza a la conquista del universo que soñaba convirtiéndose en comunicador social-periodista, en la Universidad Autónoma del Caribe.

Luego de un recorrido feraz a través de medios de comunicación de Valledupar, escala hacia Bogotá en donde labora como periodista de RCN radio orientado por el maestro Juan Gossaín, y al tiempo, por las noches y los fines de semana estudia, inicialmente, la maestría en ciencias políticas y, luego, la especialización en integración económica internacional en la Pontificia Universidad Javeriana.

La experiencia y los estudios lo convierten en estratega de campañas políticas exitosas, a través de un marketing innovador y, finalmente se encamina por la competitividad a partir de la que lidera la formulación de planes y agendas de productividad y competitividad, de los departamentos del Cesar y La Guajira.

Luis Joaquín, un ser humano que transpira humildad y generosidad, ha escrito varios libros, entre ellos la biografía novelada de Diomedes Díaz, Un Muchacho Llamada Diomedes que, con la muerte del cantautor de fama internacional, desarrolla una versión aumentada llamada El Silencio del Coloso. Es, así mismo, músico y compositor por afición y estudioso de la competitividad territorial en la que se desempeña como consultor regional.